Titulo original: The Sorcerer's ApprenticeNota a los grandes estudios productores de cine: el verano no es excusa para hacer películas con las tres últimas letras del nombre de tan bonita estación del año.
Si el lector se escandaliza porque comienzo tan soezmente, especialmente cuando estoy intentando reseñar una película para niños, le pido una disculpa y le explico: "Aprendiz de brujo" me parece una verdadera grosería. No pienso usar palabrotas pero ganas no me faltan.
La cosa va más o menos así: hace muchos, muchos siglos, en una tierra muy, muy lejana, el mago Merlín fue traicionado por uno de sus aprendices.
Con su último aliento, Merlín le dice a Nicholas Cage (no me acuerdo cómo se llama su personaje, pero no importa. De todos modos siempre actúa igual) que debe buscar por el mundo al niño destinado a traer equilibrio a la Fuerza… No, perdón, épica equivocada.
Lo intentaré de nuevo: Cage tiene que buscar al niño mago para salvarlo de Voldemort… Ay, otra vez me equivoqué. A ver, último intento: Cage tiene que darle el Anillo Único a un hobbit cuya misión será vencer a Sauron con todo el poder de la Brújula Mágica…
Por si no queda claro, lo digo: Aprendiz de brujo es simplemente un reciclado de clichés de cuanta saga fantástica exitosa ha habido. El primer cliché es su premisa obvia, aquella escena de Fantasía en la que Mickey se pone a trapear con un ejército enloquecido de escobas. ¡Ay, si el mago Yensid (Disney escrito al revés), viera lo que sus aprendices lelos están haciendo con su compañía!
Cuando Nicholas Cage y Jay Baruchel hacen la escena de las escobas (Baruchel es el aprendiz, un nerd estudiante de física que aprende a tirar unas bolas de plasma bien apantalladoras… y nada más. De verdad: es lo único que hace. Eso lo reciclaron de Dragon Ball, por cierto) uno cree que a lo mejor la historia cobrará vida. Vana esperanza.
A su favor tiene al menos el uso novedoso de varios conceptos básicos de física para explicar los principios de la magia. Pero ni siquiera eso se desarrolla completamente.
"Aprendiz de brujo" no se trata de contar una historia sino de vender una franquicia, a lo mejor sacar unos cuantos de cientos de millones de dólares con juguetes y playeras, y reforzar esa creencia hollywoodense de que los niños son estúpidos y se tragarán cualquier en la que haya rayitos de luz.
Tomado de www.eleconomista.com.mx
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