martes, 6 de julio de 2010

Chiste de Catón (1).

Un tipo pálido y esmirriado va al médico.
-Sufro un continuo dolor de cabeza -Le dice con voz desfallecida.
-¿Fuma usted?
-Nunca he fumado. Mi cuerpo es templo del espíritu: no puedo profanarlo inhalando vil humo de cigarrillo.
-Muy bien. ¿Bebe?
-¡De ninguna manera! -se indigna el hombre-. ¿Cómo me cree capaz de semejante pecado contra la templanza, que es una de las cuatro virtudes cardinales?
-Perdone -se disculpa el médico, apenado-, ¿practica el sexo?
-¡Nunca! -replica el individuo irguiéndose con aire de ofendido-. La bestia de las dos espadas, como muy bien llamó Shakespeare al ayuntamiento carnal, es impúdica y vitanda mahomía que rechazo con todas las fuerzas de mi ser. Soy casto y honesto, señor mío.
-Perfectamente
-dice en este punto el médico-.
Entonces ya sé el motivo de su dolor de cabeza.
-¿Cuál es?
-Le ha de apretar la aureola.

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